Powered By Blogger

sábado, 23 de febrero de 2013

Desde el Pontón de la Oliva al azud de la Parra

Última excursión del año; empezaba a oler a turrón y elegimos acercarnos a ver el Pontón de la Oliva y recorrer el camino de servicio que, desde dicho pantano lleva hasta el azud de La Parra. estas son las instalaciones más antiguas del Canal de Isabel II. Este fue el puto elegido para realizar la captación de aguas que iban a llevarse a Madrid por medio de un acueducto en el más puro estilo de los romanos.
Para llegar hasta el Pontón de la Oliva hay que salir de Madrid por la N-I y seguir por ella hasta el desvío de Torrelaguna, para seguir desde allí la carretera que lleva hasta Patones de Abajo, a cuyas afueras está el pantano; antes de llegar a él, podemos ver los acueductos, represas y otras obras del canal de Isabel II,que salpican toda la zona. Un poco antes de llegar al muro de la presa hay un desvío a la izquierda que nos permite acceder a un pequeño aparcamiento donde podremos dejar nuestro vehículo.

La construcción del embalse se inició en 1851 y fue una odisea debido a lo remoto del lugar en la época, las dimensiones de la obra y los medios con que se contaba, que,de hecho diferían poco de los que usaron  los romanos 2000 años antes. A ello hubo que añadir vicistitudes como una epidemia de cólera que azotó el poblado de trabajadores y diezmó la fuerza de trabajo.
El trabajose hizo con 1.500 presos de las guerras carlistas estrechamente vigilados por soldados; se contaba también con 200 trabajadores libres y 400 animales.
Por fín,la obra quedó concluida en 1856 y, dos años después, el embalse, el acueducto y las instalaciones de la propia capital entraron en servicio con gran pompa y boato; sin embargo, la enorme presa del Pontón de la Oliva no estaría en servicio más que unos pocos años, había sido construída en terrennos calizo y las filtraciones empezaron a ser frecuentes y elflamante pantano perdía el agua a chorros; unos opinan que en aquella época era dificil establecer la aptitud del terreno para contener tal cantidad de agua; sin embargo,otros opinan que lo que hubo fue incompetencia por no realizar un estudio geológico que sí podría establecer la calidad del terreno, además Patones es famoso por sus cuevas; en este bando se sitúa una web llamada Cretinolandia que concede el premio "Pontón de la Oliva al Ingeniero más Patán"
El caso es que la vista desde la presa resulta impresionante; un sólido muro de mampostería de forma trapezoidal, vertical en su parte frontal y escalonado en la parte que da al interior del valle; las instalaciones adyacentes son de la misma época. Desde el lado izquierdo del muro parte el acueducto que conduce el aguahasta Madrid; lo cierto es que es muy parecido a un acueducto romano, hasta su factura es similar salvo por el hecho de que el agua circula bajo una bóveda y no al aire libre. En el arranque de este acueducto hay una caseta desde la que nos llega el gorgoteo del agua discurriendo por el canal que da la impresión de que va bastante vacío, ello es porque, por un lado el agua se regula  en varias de las presas que se construyeron río arriba y, por otro lado, el canal se hizo con la idea de que el agua transcurriera ventilada, de ahí las numerosas torres de ventilación y que la cacera nunca discurra llena para que exista aire entre el agua y la bóveda del canal; parece ser que, aprovechando este, unos aventurerosbajaron desde La Parra hasta el Ponton de la Oliva en piragua por el interior del canal...hay gente "p´a tó".

Una cosa que llama la atención es que el pantano carece de compuertas salvo un aliviadero lateral para mantener el caudal ecológico que, desde luego, es insuficiente en caso de tener que desembalsar agua,entonces ¿cómo se hace? ¿cómo se libera el exceso de caudal? la respuesta es muy simple: se deja rebosar y, en esas ocasiones el viejo dique se convierte en una hermosa catarata que poca gente ha tenido ocasión de contemplar ya que, para que se llene, los pantanos que hay aguas arriba deben desaguar y eso sólo se da en contadas ocasiones,la última hace cerca de veinte años.

Una vez hechas las explicaciones sobre esta curiosidad de la ingeniería civil, vamos con nuestra excursión. Justo detrás de la caseta de la que hablaba hace un rato arranca un camino de servicio que bordea una de las orillas del pantano y enlaza con el el camino de servicio que lleva hasta el azud de La Parra; el primer tramo de este camino transcurre en voladizo jalonado de argollas que han dado lugar a comentarios de que eran para tener allí encadenados a los trabajadores forzados, cosaharto improbable porque no hay tantas argollas y no hay  más, por lo que seguramente se usaron para subir y bajar o sujetar material de construcción. Una vez se llega al final de este primer tramo, se pueden seguir dos caminos, uno más cercano al cauce del Lozoya y otro que discurre un poco más arriba; optamos por el primero aunqe tampoco es que vaya muy pegado al río pero al menos se puede disfrutar algo más.
Cuando llegamos al segundo recodo delrío desde la presa decidimos bajar un poco más y hacer unas fotos en una enorme roca que estaba junto al agua, no sin antes percatarnos de varios carteles que avisaban que nos encontrábamos en zona inundable con los peligros que ello conlleva, lo que daba un poco de repelús porque, si el pantano se llenara, el lugar donde nos encontramos quedaría unos veinte metros por debajo del nivel máximo de llenado del pantano. El caso es que estuvimos subiendo y bajando de la roca un rato no muy largo porque estábamos en una zona de sombra y hacía frío como para andar desaprovechando el día tan estupendo que nos habían regalado.
Cogimos de nuevo el camino y seguimos adelante mientras a nuestra izquierda se podían ver a trechos unas pequeñas galerías, se trata de las galerías de ataque por donde se introducíanlos trabajadores que construían el canal que desdeNavarejos lleva hasta el Pontón de la Oliva.
Al cabo de unos tres kilómetros más o menos encontramos una zona amplia y soleada que decidimos aprovechar para sacar el termo de colacao y acompañarlo con un trozo de roscón que había "descuidado" en casa. La verdad es que entre lo agradable del lugar y lo bien que nos sentó el colacao calentito con roscón, lo pasamos muy bien, por no hablar de una sesión de fotos navideñas con gorros de Papá Noel para regodeo de algunos caminantes que nos alcanzaron en aquel momento.

Al cabo de un rato terminamos de hacer el ganso y reemprendimos el camino hacia Navarejos por el valle que cada vez se estrechaba más y acompañados por elcanal, cuya presencia a vecesse hacía más manifiesta por pequeñas casetas de registro además de las consabidas galerías de ataque.
Llegamos a un nuevo recodo donde el valle vuelve a ensancharse momentánemente y un camino a nuestra izquierda asciende hasta las ruinas de una edificación a la que decidimos ascender para hacer unas fotos para bajar a continuación por el mismo camino y acercarnos a un edificio del canal que se encontraba un poco más allá de unas colmenas de las que nos previene un cartel de un color amarillo chillón.
La edificación de la que hablo es una almenara de sedimentación, se trata de un sencillo sistema de filtrado del agua para que queden retenidas en él las arenas e impurezas que arrastre el agua; consiste en interponer en el curso elcanal unos muros alternos por los que tiene que discurrir el agua como en un laberinto y en cuyos rincones van quedándose los sedimientos; periódicamente los decantadores deben ser limpiados para que el sistema siga siendo efectivo.

Unos metros más allá nos encontramos con otra edificación en ruinas que nos anuncia que llegamos a Navarejos, se trata de lso restos de la caseta de servicio del azud de Navarejos que se encuentra en elpunto donde el valle vuelve a estrecharse. La presa es la mínima expresión, se trata de un muro de muy escasa altura pero suficiente para la misión con la que se se construyó y era servir de captación al canal que allí arrancaba y que se proyectó y ejecutó cuando se hizo patente que el Pontón de la Oliva tenía graves problemas, sobre todo en verano, cuando las filtraciones eran mayores.
 

Un poco más allá el valle vuelve a ensancharse en una pradera arbolada salpicada de nuevo con carteles que recuerdan que estamos en una zona inundable. Tras la pradera, viene un nuevo estrechamiento y una leve subida que nos lleva hasta el azud de La Parra, bastante mayor que Navarejos pero nada espectacular; su cinstrucción se debió a la necesidad de captar aún más agua dada la inutilidad del Pontón de la Oliva, para ellose prolongó de nuevo el canal y se construyó un nuevo azud desde el que captar las aguas del río. El muro cuenta con una pequeña compuerta hoy fuera de servicio pero que se ha aprovechado para construir una pasarela que lleva al otro lado del valle y nos conduce a una pista forestal muy bacheada y un puente de piedra y ladrillo bastante deteriorado por las inclemencias del tiempo. Seguimos por este camino un rato corto y encontramos un lugar donde comer y descansar antes de emprender el camino de vuelta.
El regreso tuvo la ventaja de que fue casi todo cuesta abajo, aunque había que darse prisa en recorrer el camino  porque, dado lo estrecho del valle, la luz se nos iba a ir enseguida. Tuvimos además un despiste que nos apartó del camino y nos obligó a desandar lo andado pero conseguimos llegar con luz aún al punto de origen y salir rumbo a Torrelaguna para darnos una vuelta por el pueblo.





Ver Meandros del Lozoya en un mapa más grande

No hay comentarios:

Publicar un comentario