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miércoles, 15 de mayo de 2013

¿ALGUIEN SABE DÓNDE EMPIEZA EL ACUEDUCTO DE SEGOVIA?


Ver mapa más grande Seguro que muy pocas personas se han hecho esa pregunta. Todo el mundo conoce el Acueducto, aunque sea simplemente por haberlo visto en fotos, muchos habrán recorrido la ciudad que atraviesa... y sin embargo muy poca gente sabe decir dónde está el punto de inicio de dicha obra y menos aún son los que siquiera se habrán planteado dicha cuestión. Para despejar dicha cuestión salimos de Madrid un sábado gris de febrero por la A6 y, pasado el túnel de Guadarrama, cogimos la primera salida, la de San Rafael y, desde allí tomar la N-603 que lleva hasta Segovia aunque nosotros no llegaremos hasta allí; como 15 kilómetros antes avistaremos a nuestra derecha, en un fuerte recodo con pendiente y rampa, el muro de la presa de Revenga; coronada la rampa, veremos el desvío a dicha presa, que tomaremos para dejar el coche un poco más adelante, junto a una casa abandonada y medio en ruinas.
Comenzaremos a caminar por el camino asfaltado hacia la cola del pantano, haciendo un desvío para acercarnos al muro de la presa y poder contemplar y fotografiar el agua caer resbalando al rebosar por el muro, dado que esta presa carece de compuertas y la única manera de aliviar su contenido es por rebosamiento cuando se supera el nivel máximo; ojo los ís de invierno que el paso suele estar helado con el consiguiente peligro de acabar aterrizando; en este caso mereció la pena por poder ver el contraste entre el agua que se precipitaba con furia al fondo del valle y la calma de la embalsada, gris, misteriosa, con la insegura silueta de la Mujer Muerta al fondo entre brumas. Retomamos el camino y, poco después, en un recodo, nos encontramos con un vestigio de la Guerra Civil, un búnker perteneciente a las posiciones del Ejército Nacional que guardaba el paso hacia Segovia y La Granja; el Ejército Popular, por su parte, ocupaba las alturas, desde las que se descolgó en 1937 arrollándolo todo a su paso con intención de conquistar Segovia, siendo detenidos cerca de La Granja, tras lo que tuvieron que volver al punto de partida. Fue la primera ofensiva del Ejército Popular que, aunque no acabó con éxito, al menos les sirvió de prueba, dado que era de reciente creación. Como curiosidad, hay que decir que Ernest Hemingway sitúa en este episodio bélico la acción de Por Quién Doblan las Campanas.

Llegamos por fin a la cola del pantano y allí se nos planteó una duda porque había un plano del acueducto y una indicación, muy monas ambas pero, aunque el plano estaba muy claro, la indicación no tanto porque carece de flecha; ahora ya sabemos que hay que ir en la dirección que señala el canalillo del indicador que imita al acueducto, en fin, muy moderno, muy fashion... lo que querais, pero donde esté el poste con flecha de toda la vida o la marca de pintura, que se quiten esas moderneces. En parte por la confusión del indicador y en parte por buscar buenas fotos, decidimos ir por la orilla del río, parando bastante a menudo a fotografiar las caprichosas formas heladas de los carámbanos que colgaban de los árboles y rocas y lamían las aguas del río Frío, que bajaba furioso hacia el embalse. Después de un trecho más o menos transitable, se hizo bastante difícil caminar junto al río por lo que decidimos subir al camino, que serpenteaba un poco más arriba, no sin antes hacer uso de nuestro maravilloso termo de colacao para entrar en calor acompañándolo con unas filloas requisadas, como siempre, de la cocina de casa. El frío era bastante intenso y el colacao calentito nos supo a gloria... y las filloas también. 
 Iniciamos un trecho bastante llano por un sendero angosto y a veces encharcado hasta una pequeña explanada donde un árbol derribado obstaculizaba en parte el paso y nos sirvió para pararnos un momento a hacer unas cuantas fotos... y un poco el ganso. A partir de ahí, a la izquierda se ve una señal que nos indica que debemos seguir por un repecho, empinado aunque bastante corto que nos llevó hasta la cacera de Revenga: el desvío del cauce del Acueducto que se usaba para llevar agua al pueblo que da nombre a la cacera; ésta se encuentra bastante necesitada de una limpieza para poder ver mejor cómo fue en origen. Un poco más arriba encontramos la cacera “oficial”, la que discurre hasta la ciudad de Segovia; está protegida en todo su recorrido por una bóveda, que no estaba en origen, cuando el agua discurría a cielo abierto pero, en épocas posteriores se introdujo esta mejora para evitar la caída de animales y objetos que pudieran contaminar el agua. Llegados a este punto tenemos dos opciones, la primera es empezar a caminar hacia nuestra izquierda con ánimo de llegar a Segovia, total, son 13 kilómetros de nada y otros 15 de vuelta hasta el coche, una fruslería. La otra opción es seguir la cacera hacia la derecha para llegar al punto donde se produce la captación de agua para el Acueducto, el azud; ésta fue la opción elegida, así que nos pusimos a caminar por encima de la cacera adentrándonos en el valle, que se iba estrechando poco a poco.


 Al cabo de un rato, no muy largo llegamos a un punto en el que el río hace un recodo a la derecha y ahí una extraña construcción aparece ante nosotros, es una especie de alberca rectangular con algo parecido a un laberinto en el interior, una de las salidas conecta directamente con la cacera, otra con el río, aunque una compuerta impide el paso del agua y una tercera permite que el exceso de agua vuelva al río. Estamos en el azud, el punto donde se captaba el agua para llevarla a Segovia; la extraña construcción no es sino un decantador, cuya misión era que todas las arenas y otros objetos queden atrapados en sus rincones; se encuentra dividido en dos partes divididas por una compuerta para poder limpiar una de ellas mientras la otra permanece operativa; en la parte más cercana al río, un canal permitía aliviar el caudal en épocas de exceso. La instalación acaba en una reja que la separa de la cacera y que actúa como último filtro antes de discurrir rumbo a Segovia. La zona es bastante umbría, cubierta por un espeso pinar y, además, hay que contar conque el día es muy oscuro y está empezando a nevar aunque no de forma copiosa, lo que hacía muy difícil hacer fotos, aunque, para ser sinceros, lo estrecho del valle y lo cerrado del bosque harían difícil la labor fotográfica en cualquier momento del año. Un poco más arriba nos encontramos con un hito que debió servir para marcar el límite de los pastos, en él se puede ver la siguiente inscripción que literalmente decía“ Bedado Cabeza Gato Santillana“ para indicar que se accedía a una zona acotada; era lo que los lugareños conocían como un rancho, que contaba con un refugio para los rebaños, las ruinas del cual se sitúan en las inmediaciones pero apartado del río, razón por la cual no llegamos a verlo dado que nosotros seguimos un trecho río arriba hasta cruzarnos con el camino de Valsaín, cubierto por una fina capa de nieve, lugar en el que, tras hacer unas cuantas fotos, iniciamos el camino de regreso durante el que sólo nos detuvimos de nuevo en el azud aprovechando que, por unos breves instantes, las nubes dieron paso a la luz del sol. 


Desde allí emprendimos rápidamente el camino de vuelta al punto de partida para coger el coche y dirigirnos al palacio de Riofrío donde nos tomamos un café calentito, que nos supo a gloria después del intenso frío que pasamos tanto en el camino de ida como de vuelta y paseamos por los alrededores intentando ver algún gamo aunque sin éxito ya que debían estar todos en algún lugar bastante menos inhóspito que esa heladora llanura. Al cabo de un rato emprendimos el regreso, pasando junto a los restos de una fallida aventura empresarial, que fue el Panorámico de Segovia, una idea innovadora que acabó mal; os dejo a continuación unos enlaces donde se describe la instalación y su historia: http://esperandoaltren.blogspot.com.es/2009/05/el-panoramico-de-segovia.html http://esperandoaltren.blogspot.com.es/2009/06/el-panoramico-de-segovia-2-parte.html.Hasta la próxima.














Ver El comienzo del acueducto en un mapa más grande

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