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Primer sábado de mayo y hay que aprovechar ese buen tiempo primaveral, que hasta ahora no hemos podido disfrutar. La mejoría del tiempo habrá provocado que el deshielo inunde de agua los ríos y arroyos de la sierra, así que decidimos visitar la Cascada del Purgatorio, que debe estar ya en todo su esplendor.
Para alcanzar la cascada hay que acercarse hasta el Monasterio de El Paular, al que se llega saliendo de Madrid por la N-I hasta el kilómetro 69 y, desde ahí, coger la M-604 hasta Rascafría, localidad que atravesaremos en dirección al puerto de Cotos, para encontrarnos, a poca distancia del pueblo con el Monasterio de El Paular, en cuyo aparcamiento dejaremos el coche.
Nada más llegar, lo que nos llamó la atención fue la gran cantidad de gente que había por allí, algunos “endomingados” que obviamente iban a dar algún paseo corto por los alrededores del monasterio pero había muchos más, cuyo atuendo no dejaba lugar a dudas de que iban a hacer una excursión por la montaña; además se veía que la mayor parte de ellos tomaban la dirección que íbamos a tomar nosotros, con lo cual la ruta iba a estar bastante concurrida.
Una vez abandonado el aparcamiento, hay que cruzar la carretera para llegar al Puente del Perdón y atravesarlo. El nombre de este puente que cruza el Lozoya parece ser que proviene de que los condenados por la justicia debían atravesarlo antes de llegar al lugar donde debía cumplirse la sentencia y el mencionado puente era el último lugar en que el reo podía recibir noticia de la conmutación de la pena que le hubiera sido impuesta por otra más suave.
Un poco más allá de Las Presillas, nos encontramos con una modesta, aunque fotogénica cascada, en la que nos detuvimos para hacer unas cuantas fotos; desde este punto, el camino asciende de forma suave pero ininterrumpida durante un buen trecho, primero por el camino que va en dirección
al puerto de la Morcuera, que es el que estamos siguiendo y luego, tomando el desvío a la izquierda que nos llevará a la Cascada del Purgatorio; a partir de este punto, la rampa se acentúa y el camino se estrecha pero, para compensar, las vistas mejoran de forma
espectacular; casi desde el comienzo del desvío podemos ver el Monasterio del Paular, Rascafría, Oteruelo, Alameda del Valle, Pinilla del Valle y el embalse Pinilla, es decir, todos los lugares por lo que hemos ido pasando antes con el coche. Aprovechamos la ocasión para hacer una parada y sacar nuestro termo de colacao, aunque este vez no hubo filloas, en fin, otra vez será...
al puerto de la Morcuera, que es el que estamos siguiendo y luego, tomando el desvío a la izquierda que nos llevará a la Cascada del Purgatorio; a partir de este punto, la rampa se acentúa y el camino se estrecha pero, para compensar, las vistas mejoran de forma
espectacular; casi desde el comienzo del desvío podemos ver el Monasterio del Paular, Rascafría, Oteruelo, Alameda del Valle, Pinilla del Valle y el embalse Pinilla, es decir, todos los lugares por lo que hemos ido pasando antes con el coche. Aprovechamos la ocasión para hacer una parada y sacar nuestro termo de colacao, aunque este vez no hubo filloas, en fin, otra vez será...
Después de nuestro hoy frugal desayuno, seguimos ascendiendo un poco más para empezar a
continuación a descender de forma pronunciada hasta una pequeña explanada cruzada por el arroyo Aguilón, lugar en el que se congregaba bastante gente y unas cuantas vacas que deambulaban por allí despreocupadamente. A partir de aquí, en algunos puntos, llegaba incluso a ser necesario detenerse para esperar a que pasaran los que lleváramos delante o a cruzarnos con los que ya descendían, la estrechez del camino y la concurrencia de personas provocaban, este fenómeno al que no estamos muy acostumbrados, ya que hasta ahora en nuestras excursiones lo normal era ir solos o cruzarnos con muy poca gente.
continuación a descender de forma pronunciada hasta una pequeña explanada cruzada por el arroyo Aguilón, lugar en el que se congregaba bastante gente y unas cuantas vacas que deambulaban por allí despreocupadamente. A partir de aquí, en algunos puntos, llegaba incluso a ser necesario detenerse para esperar a que pasaran los que lleváramos delante o a cruzarnos con los que ya descendían, la estrechez del camino y la concurrencia de personas provocaban, este fenómeno al que no estamos muy acostumbrados, ya que hasta ahora en nuestras excursiones lo normal era ir solos o cruzarnos con muy poca gente.
El camino vuelve a ascender de forma continua aunque muy suavemente, con lo que no es muy trabajoso caminar por aquí, aunque tardamos bastante por la mencionada concurrencia de excursionistas y también porque nos paramos bastante a menudo a hacer fotos, porque el río y su entorno se lo merecían.
Llegamos a un recodo del río y un repecho en el camino y allí está: la Cascada del Purgatorio... y una multitud que abarrotaba el mirador, la falda de la montaña y se encaramaba hasta por los sitios más inverosímiles. Nosotros no
íbamos a ser menos y, tras unas fotos en el mirador, trepamos por unos riscos hasta llegar lo más alto que pudimos para disfrutar de la vista y comer al solecillo porque sombra por allí no hay, salvo al otro lado del valle y no se puede cruzar.
íbamos a ser menos y, tras unas fotos en el mirador, trepamos por unos riscos hasta llegar lo más alto que pudimos para disfrutar de la vista y comer al solecillo porque sombra por allí no hay, salvo al otro lado del valle y no se puede cruzar.
Al cabo de un rato emprendimos el camino de regreso, de nuevo en “romería” y parando bastantes veces para hacer fotos porque pocas veces tendremos ocasión de ver el río con tanta agua; según avance la primavera y empiece a hacer calor y las lluvias vayan espaciándose, el cauce irá empobreciéndose hasta la mínima expresión.
Después de deshacer el camino casi por completo llegamos de nuevo al Puente del Perdón y, antes de poner de nuevo rumbo a Rascafría a buscar un café, fuimos a ver el Bosque de Finlandia, aunque lo suyo sería haberlo visto en otoño o invierno pero, ya que estábamos allí, no lo íbamos a obviar, además siempre podemos volver en otra época del año. Justo antes de entrar en el Puente del Perdón según volvemos desde Las Presillas, a nuestra derecha se abre un paseo arbolado, guardado por una verja que se puede franquear sin problemas, aunque lo más normal es que esté abierta, y que da paso a un amplio paseo flanqueado por grandes árboles; al cabo de unos 100 metros, veremos a nuestra izquierda un desvío que conduce a un pequeño puente sobre un cauce seco y cuyo acceso está obstaculizado por un monolito; si nos fijamos, veremos que los árboles son distintos de los el resto del recinto y también de los del resto de la sierra: grandes y oscuras coníferas confieren al lugar un aspecto
diferente; cruzamos el puente y dejamos a nuestra izquierda una caseta cuya puerta se encuentra tapiada, frente a nosotros un embarcadero y un lago rodeado de grandes árboles; la caseta encierra un curioso secreto, se trata de una sauna que se estuvo usando hasta hace unos años y hoy día está abandonada aunque por fuera se le hace mantenimiento para que siga dando ambiente nórdico a ese cachito de bosque.
diferente; cruzamos el puente y dejamos a nuestra izquierda una caseta cuya puerta se encuentra tapiada, frente a nosotros un embarcadero y un lago rodeado de grandes árboles; la caseta encierra un curioso secreto, se trata de una sauna que se estuvo usando hasta hace unos años y hoy día está abandonada aunque por fuera se le hace mantenimiento para que siga dando ambiente nórdico a ese cachito de bosque.
Volvimos al aparcamiento para salir con destino a Rascafría a tomarnos nuestro café vespertino y
dar una vuelta por el pueblo; el paseo no estuvo nada mal dado que el pueblo es muy bonito y cuenta con varios comercios bastante interesantes... especialmente uno de chocolate artesano casi a la salida.
dar una vuelta por el pueblo; el paseo no estuvo nada mal dado que el pueblo es muy bonito y cuenta con varios comercios bastante interesantes... especialmente uno de chocolate artesano casi a la salida.
Como aún quedaba tiempo, decidimos rematar la excursión buscando otras cascadas situadas en un área de recreo conocida con el nombre de “La Isla”, para ello salimos de Rascafría por la M-604 con dirección hacia el Puerto de Cotos; sin embargo, antes de llegar vimos un desvío a la derecha con una indicación de que conducía al Monumento al Guarda Forestal; así que tomamos el desvío y dejamos aparcado allí el coche para dirigirnos a pie hasta la cima, aunque podíamos haber ido en coche; al cabo de un rato,
tras una ascensión no muy trabajosa y bastante agradable entre grandes pinos y vigilados por unas cuantas vacas, llegamos a la cima en una zona despejada con un pequeño aparcamiento y en uno de sus extremos una pequeña caseta de madera para uso de los guardas; justo detrás de ella arranca un camino que, entre unos árboles aún pequeños, nos lleva hasta otra explanada donde se encuentra el monolito que homenajea a los guardas forestales. Las vistas son impresionantes, podemos ver la imponente mole de Peñalara y todo el valle del Lozoya rebosando color y vida. En uno de los extremos de la explanada hay una plataforma circular con forma de reloj donde están puestos los nombres de todos los lugares que nos rodean, tiene una flecha, apuntando la cual hacia el lugar deseado, podemos averiguar su nombre.
tras una ascensión no muy trabajosa y bastante agradable entre grandes pinos y vigilados por unas cuantas vacas, llegamos a la cima en una zona despejada con un pequeño aparcamiento y en uno de sus extremos una pequeña caseta de madera para uso de los guardas; justo detrás de ella arranca un camino que, entre unos árboles aún pequeños, nos lleva hasta otra explanada donde se encuentra el monolito que homenajea a los guardas forestales. Las vistas son impresionantes, podemos ver la imponente mole de Peñalara y todo el valle del Lozoya rebosando color y vida. En uno de los extremos de la explanada hay una plataforma circular con forma de reloj donde están puestos los nombres de todos los lugares que nos rodean, tiene una flecha, apuntando la cual hacia el lugar deseado, podemos averiguar su nombre.
Hicimos allí unas cuantas fotos más y dimos por terminada la excursión, así que descendimos camino del coche y, pocos minutos después estábamos rodando hacia Madrid satisfechos y con más de 200 fotos en la cámara.
Ver La Cascada del Purgatorio, el Bosque de Finlandia y el monumento al Guarda Forestal en un mapa más grande