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lunes, 20 de mayo de 2013

La Cascada del Purgatorio, el bosque de Finlandia... y algo más


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Primer sábado de mayo y hay que aprovechar ese buen tiempo primaveral, que hasta ahora no hemos podido disfrutar. La mejoría del tiempo habrá provocado que el deshielo inunde de agua los ríos y arroyos de la sierra, así que decidimos visitar la Cascada del Purgatorio, que debe estar ya en todo su esplendor.
Para alcanzar la cascada hay que acercarse hasta el Monasterio de El Paular, al que se llega saliendo de Madrid por la N-I hasta el kilómetro 69 y, desde ahí, coger la M-604 hasta Rascafría, localidad que atravesaremos en dirección al puerto de Cotos, para encontrarnos, a poca distancia del pueblo con el Monasterio de El Paular, en cuyo aparcamiento dejaremos el coche.

Nada más llegar, lo que nos llamó la atención fue la gran cantidad de gente que había por allí, algunos “endomingados” que obviamente iban a dar algún paseo corto por los alrededores del monasterio pero había muchos más, cuyo atuendo no dejaba lugar a dudas de que iban a hacer una excursión por la montaña; además se veía que la mayor parte de ellos tomaban la dirección que íbamos a tomar nosotros, con lo cual la ruta iba a estar bastante concurrida.


Una vez abandonado el aparcamiento, hay que cruzar la carretera para llegar al Puente del Perdón y atravesarlo. El nombre de este puente que cruza el Lozoya parece ser que proviene de que los condenados por la justicia debían atravesarlo antes de llegar al lugar donde debía cumplirse la sentencia y el mencionado puente era el último lugar en que el reo podía recibir noticia de la conmutación de la pena que le hubiera sido impuesta por otra más suave.

El puente es bastante amplio y lleva hacia una carretera asfaltada aunque con el tráfico muy restringido, aunque no cerrada completamente a la circulación de vehículos a motor; por dicha carretera alcanzamos la zona de recreo de Las Presillas, bastante concurrida en verano por su pradera y su zona de baño pero hoy desierta y es que, aunque el tiempo es muy bueno, aún el sol no calienta con toda su fuerza y el agua de la sierra está muy fría.

Desde ahí el camino deja de estar asfaltado y se convierte en una pista de tierra, bastante ancha y transitada, además de por el gran número de excursionistas que vamos en la misma dirección, por gran cantidad de vacas que vagan por la zona sin prestarnos mucha atención, esto puede deberse, además de a la costumbre de ver a la gente ir y venir por el camino, al hecho de que no tienen terneros, así que no están preocupadas por su descendencia.
Un poco más allá de Las Presillas, nos encontramos con una modesta, aunque fotogénica cascada, en la que nos detuvimos para hacer unas cuantas fotos; desde este punto, el camino asciende de forma suave pero ininterrumpida durante un buen trecho, primero por el camino que va en dirección
al puerto de la Morcuera, que es el que estamos siguiendo y luego, tomando el desvío a la izquierda que nos llevará a la Cascada del Purgatorio; a partir de este punto, la rampa se acentúa y el camino se estrecha pero, para compensar, las vistas mejoran de forma
espectacular; casi desde el comienzo del desvío podemos ver el Monasterio del Paular, Rascafría, Oteruelo, Alameda del Valle, Pinilla del Valle y el embalse Pinilla, es decir, todos los lugares por lo que hemos ido pasando antes con el coche. Aprovechamos la ocasión para hacer una parada y sacar nuestro termo de colacao, aunque este vez no hubo filloas, en fin, otra vez será...
Después de nuestro hoy frugal desayuno, seguimos ascendiendo un poco más para empezar a
continuación a descender de forma pronunciada hasta una pequeña explanada cruzada por el arroyo Aguilón, lugar en el que se congregaba bastante gente y unas cuantas vacas que deambulaban por allí despreocupadamente. A partir de aquí, en algunos puntos, llegaba incluso a ser necesario detenerse para esperar a que pasaran los que lleváramos delante o a cruzarnos con los que ya descendían, la estrechez del camino y la concurrencia de personas provocaban, este fenómeno al que no estamos muy acostumbrados, ya que hasta ahora en nuestras excursiones lo normal era ir solos o cruzarnos con muy poca gente.
El camino vuelve a ascender de forma continua aunque muy suavemente, con lo que no es muy trabajoso caminar por aquí, aunque tardamos bastante por la mencionada concurrencia de excursionistas y también porque nos paramos bastante a menudo a hacer fotos, porque el río y su entorno se lo merecían.


Llegamos a un recodo del río y un repecho en el camino y allí está: la Cascada del Purgatorio... y una multitud que abarrotaba el mirador, la falda de la montaña y se encaramaba hasta por los sitios más inverosímiles. Nosotros no
íbamos a ser menos y, tras unas fotos en el mirador, trepamos por unos riscos hasta llegar lo más alto que pudimos para disfrutar de la vista y comer al solecillo porque sombra por allí no hay, salvo al otro lado del valle y no se puede cruzar.


Al cabo de un rato emprendimos el camino de  regreso, de nuevo en “romería” y parando bastantes veces para hacer fotos porque pocas veces tendremos ocasión de ver el río con tanta agua; según avance la primavera y empiece a hacer calor y las lluvias vayan espaciándose, el cauce irá empobreciéndose hasta la mínima expresión.

Después de deshacer el camino casi por completo llegamos de nuevo al Puente del Perdón y, antes de poner de nuevo rumbo a Rascafría a buscar un café, fuimos a ver el Bosque de Finlandia, aunque lo suyo sería haberlo visto en otoño o invierno pero, ya que estábamos allí, no lo íbamos a obviar, además siempre podemos volver en otra época del año. Justo antes de entrar en el Puente del Perdón según volvemos desde Las Presillas, a nuestra derecha se abre un paseo arbolado, guardado por una verja que se puede franquear sin problemas, aunque lo más normal es que esté abierta, y que da paso a un amplio paseo flanqueado por grandes árboles; al cabo de unos 100 metros, veremos a nuestra izquierda un desvío que conduce a un pequeño puente sobre un cauce seco y cuyo acceso está obstaculizado por un  monolito; si nos fijamos, veremos que los árboles son distintos de los el resto del recinto y también de los del resto de la sierra: grandes y oscuras coníferas confieren al lugar un aspecto
diferente; cruzamos el puente y dejamos a nuestra izquierda una caseta cuya puerta se encuentra tapiada, frente a nosotros un embarcadero y un lago rodeado de grandes árboles; la caseta encierra un curioso secreto, se trata de una sauna que se estuvo usando hasta hace unos años y hoy día está abandonada aunque por fuera se le hace mantenimiento para que siga dando ambiente nórdico a ese cachito de bosque.


Volvimos al aparcamiento para salir con destino a Rascafría a tomarnos nuestro café vespertino y
dar una vuelta por el pueblo; el paseo no estuvo nada mal dado que el pueblo es muy bonito y cuenta con varios comercios bastante interesantes... especialmente uno de chocolate artesano casi a la salida.
Como aún quedaba tiempo, decidimos rematar la excursión buscando otras cascadas situadas en un área de recreo conocida con el nombre de “La Isla”, para ello salimos de Rascafría por la M-604 con dirección hacia el Puerto de Cotos; sin embargo, antes de llegar vimos un desvío a la derecha con una indicación de que conducía al Monumento al Guarda Forestal; así que tomamos el desvío y dejamos aparcado allí el coche para dirigirnos a pie hasta la cima, aunque podíamos haber ido en coche; al cabo de un rato,
tras una ascensión no muy trabajosa y bastante agradable entre grandes pinos y vigilados por unas cuantas vacas, llegamos a la cima en una zona despejada con un pequeño aparcamiento y en uno de sus extremos una pequeña caseta de madera para uso de los guardas; justo detrás de ella arranca un camino que, entre unos árboles aún pequeños, nos lleva hasta otra explanada donde se encuentra el monolito que homenajea a los guardas forestales. Las vistas son impresionantes, podemos ver la imponente mole de Peñalara y todo el valle del Lozoya rebosando color y vida. En uno de los extremos de la explanada hay una plataforma circular con forma de reloj donde están puestos los nombres de todos los lugares que nos rodean, tiene una flecha, apuntando la cual hacia el lugar
deseado, podemos averiguar su nombre.

Hicimos allí unas cuantas fotos más y dimos por terminada la excursión, así que descendimos camino del coche y, pocos minutos después estábamos rodando hacia Madrid satisfechos y con más de 200 fotos en la cámara.


Hasta la próxima.

































Ver La Cascada del Purgatorio, el Bosque de Finlandia y el monumento al Guarda Forestal en un mapa más grande

miércoles, 15 de mayo de 2013

¿ALGUIEN SABE DÓNDE EMPIEZA EL ACUEDUCTO DE SEGOVIA?


Ver mapa más grande Seguro que muy pocas personas se han hecho esa pregunta. Todo el mundo conoce el Acueducto, aunque sea simplemente por haberlo visto en fotos, muchos habrán recorrido la ciudad que atraviesa... y sin embargo muy poca gente sabe decir dónde está el punto de inicio de dicha obra y menos aún son los que siquiera se habrán planteado dicha cuestión. Para despejar dicha cuestión salimos de Madrid un sábado gris de febrero por la A6 y, pasado el túnel de Guadarrama, cogimos la primera salida, la de San Rafael y, desde allí tomar la N-603 que lleva hasta Segovia aunque nosotros no llegaremos hasta allí; como 15 kilómetros antes avistaremos a nuestra derecha, en un fuerte recodo con pendiente y rampa, el muro de la presa de Revenga; coronada la rampa, veremos el desvío a dicha presa, que tomaremos para dejar el coche un poco más adelante, junto a una casa abandonada y medio en ruinas.
Comenzaremos a caminar por el camino asfaltado hacia la cola del pantano, haciendo un desvío para acercarnos al muro de la presa y poder contemplar y fotografiar el agua caer resbalando al rebosar por el muro, dado que esta presa carece de compuertas y la única manera de aliviar su contenido es por rebosamiento cuando se supera el nivel máximo; ojo los ís de invierno que el paso suele estar helado con el consiguiente peligro de acabar aterrizando; en este caso mereció la pena por poder ver el contraste entre el agua que se precipitaba con furia al fondo del valle y la calma de la embalsada, gris, misteriosa, con la insegura silueta de la Mujer Muerta al fondo entre brumas. Retomamos el camino y, poco después, en un recodo, nos encontramos con un vestigio de la Guerra Civil, un búnker perteneciente a las posiciones del Ejército Nacional que guardaba el paso hacia Segovia y La Granja; el Ejército Popular, por su parte, ocupaba las alturas, desde las que se descolgó en 1937 arrollándolo todo a su paso con intención de conquistar Segovia, siendo detenidos cerca de La Granja, tras lo que tuvieron que volver al punto de partida. Fue la primera ofensiva del Ejército Popular que, aunque no acabó con éxito, al menos les sirvió de prueba, dado que era de reciente creación. Como curiosidad, hay que decir que Ernest Hemingway sitúa en este episodio bélico la acción de Por Quién Doblan las Campanas.

Llegamos por fin a la cola del pantano y allí se nos planteó una duda porque había un plano del acueducto y una indicación, muy monas ambas pero, aunque el plano estaba muy claro, la indicación no tanto porque carece de flecha; ahora ya sabemos que hay que ir en la dirección que señala el canalillo del indicador que imita al acueducto, en fin, muy moderno, muy fashion... lo que querais, pero donde esté el poste con flecha de toda la vida o la marca de pintura, que se quiten esas moderneces. En parte por la confusión del indicador y en parte por buscar buenas fotos, decidimos ir por la orilla del río, parando bastante a menudo a fotografiar las caprichosas formas heladas de los carámbanos que colgaban de los árboles y rocas y lamían las aguas del río Frío, que bajaba furioso hacia el embalse. Después de un trecho más o menos transitable, se hizo bastante difícil caminar junto al río por lo que decidimos subir al camino, que serpenteaba un poco más arriba, no sin antes hacer uso de nuestro maravilloso termo de colacao para entrar en calor acompañándolo con unas filloas requisadas, como siempre, de la cocina de casa. El frío era bastante intenso y el colacao calentito nos supo a gloria... y las filloas también. 
 Iniciamos un trecho bastante llano por un sendero angosto y a veces encharcado hasta una pequeña explanada donde un árbol derribado obstaculizaba en parte el paso y nos sirvió para pararnos un momento a hacer unas cuantas fotos... y un poco el ganso. A partir de ahí, a la izquierda se ve una señal que nos indica que debemos seguir por un repecho, empinado aunque bastante corto que nos llevó hasta la cacera de Revenga: el desvío del cauce del Acueducto que se usaba para llevar agua al pueblo que da nombre a la cacera; ésta se encuentra bastante necesitada de una limpieza para poder ver mejor cómo fue en origen. Un poco más arriba encontramos la cacera “oficial”, la que discurre hasta la ciudad de Segovia; está protegida en todo su recorrido por una bóveda, que no estaba en origen, cuando el agua discurría a cielo abierto pero, en épocas posteriores se introdujo esta mejora para evitar la caída de animales y objetos que pudieran contaminar el agua. Llegados a este punto tenemos dos opciones, la primera es empezar a caminar hacia nuestra izquierda con ánimo de llegar a Segovia, total, son 13 kilómetros de nada y otros 15 de vuelta hasta el coche, una fruslería. La otra opción es seguir la cacera hacia la derecha para llegar al punto donde se produce la captación de agua para el Acueducto, el azud; ésta fue la opción elegida, así que nos pusimos a caminar por encima de la cacera adentrándonos en el valle, que se iba estrechando poco a poco.


 Al cabo de un rato, no muy largo llegamos a un punto en el que el río hace un recodo a la derecha y ahí una extraña construcción aparece ante nosotros, es una especie de alberca rectangular con algo parecido a un laberinto en el interior, una de las salidas conecta directamente con la cacera, otra con el río, aunque una compuerta impide el paso del agua y una tercera permite que el exceso de agua vuelva al río. Estamos en el azud, el punto donde se captaba el agua para llevarla a Segovia; la extraña construcción no es sino un decantador, cuya misión era que todas las arenas y otros objetos queden atrapados en sus rincones; se encuentra dividido en dos partes divididas por una compuerta para poder limpiar una de ellas mientras la otra permanece operativa; en la parte más cercana al río, un canal permitía aliviar el caudal en épocas de exceso. La instalación acaba en una reja que la separa de la cacera y que actúa como último filtro antes de discurrir rumbo a Segovia. La zona es bastante umbría, cubierta por un espeso pinar y, además, hay que contar conque el día es muy oscuro y está empezando a nevar aunque no de forma copiosa, lo que hacía muy difícil hacer fotos, aunque, para ser sinceros, lo estrecho del valle y lo cerrado del bosque harían difícil la labor fotográfica en cualquier momento del año. Un poco más arriba nos encontramos con un hito que debió servir para marcar el límite de los pastos, en él se puede ver la siguiente inscripción que literalmente decía“ Bedado Cabeza Gato Santillana“ para indicar que se accedía a una zona acotada; era lo que los lugareños conocían como un rancho, que contaba con un refugio para los rebaños, las ruinas del cual se sitúan en las inmediaciones pero apartado del río, razón por la cual no llegamos a verlo dado que nosotros seguimos un trecho río arriba hasta cruzarnos con el camino de Valsaín, cubierto por una fina capa de nieve, lugar en el que, tras hacer unas cuantas fotos, iniciamos el camino de regreso durante el que sólo nos detuvimos de nuevo en el azud aprovechando que, por unos breves instantes, las nubes dieron paso a la luz del sol. 


Desde allí emprendimos rápidamente el camino de vuelta al punto de partida para coger el coche y dirigirnos al palacio de Riofrío donde nos tomamos un café calentito, que nos supo a gloria después del intenso frío que pasamos tanto en el camino de ida como de vuelta y paseamos por los alrededores intentando ver algún gamo aunque sin éxito ya que debían estar todos en algún lugar bastante menos inhóspito que esa heladora llanura. Al cabo de un rato emprendimos el regreso, pasando junto a los restos de una fallida aventura empresarial, que fue el Panorámico de Segovia, una idea innovadora que acabó mal; os dejo a continuación unos enlaces donde se describe la instalación y su historia: http://esperandoaltren.blogspot.com.es/2009/05/el-panoramico-de-segovia.html http://esperandoaltren.blogspot.com.es/2009/06/el-panoramico-de-segovia-2-parte.html.Hasta la próxima.














Ver El comienzo del acueducto en un mapa más grande