El recorrido que hicimos el 17 de septiembre fue un recorrido con connotaciones histórico-literarias; recorrimos el puerto de Tablada, por donde el Arcipreste de Hita tuvo un no muy afortunado encuentro amoroso con una serrana de la zona, y luego recorrimos los restos de lo que fue el frente de la sierra durante la guerra civil.
Salimos de Tres Cantos a las ocho de la mañana y tres cuartos de hora más tarde estábamos en el Alto del León; dejamos el coche en el aparcamiento junto al asador y bajamos por la carretera hasta encontrar a la izquierda un camino forestal que no tiene pérdida porque lo marca una enorme roca; desde ahí, tras cruzar un paso canadiense se inicia la ruta que va descendiendo suavemente; si no hay mucha gente y es temprano, es posible cruzarse con algún corzo despistado, como fue nuestro caso, que pudimos ver dos corriendo raudos por lo que pudiéramos hacerles.
A unos 200 metros del inicio del camino, nos encontramos un mojón de piedra que nos indica el desvío hacia la Peña del Arcipreste de Hita así como las distancia (800metros) y la declaración de Monumento Natural en el año 1930, con motivos del sexto centenario de la terminación del Libro de Buen Amor, hablar de publicación en aquella época es un poco prematuro. Desde el mojón hay que desviarse a la izquierda de la pista forestal y comenzar una subida algo más trabajosa, aunque siempre entre sombra, hasta llegar a una fuentecilla, no muy agraciada y que no siempre tiene agua, de hecho, la han bautizado como Fuente de Aldara, que era como se llamaba la aguerrida serrana que hizo probar sus encantos al Arcipreste de Hita. La ruta desde el mojón está muy bien señalizada ya sea por flechas grabadas en placas de piedra, ya sea por hitos formados por pequeños montones de piedras.
Desde la fuente de Aldara, el arbolado va desapareciendo hasta llegar al tramo final de esta primera etapa, que es la Peña del Arcipreste de Hita; siguiendo las flechas e hitos llegamos a unos peñascos en los que destacan, por un lado la inscripción en la que se reproduce el encuentro de Juan Ruiz con la serrana una lejana madrugada de 1629 y otra inscripción que conmemora el sexto centenario del Libro de Buen Amor; como curiosidad, decir que junto a esta última inscripción se encuentra un cofre que contiene varios ejemplares del Libro, que estuvimos hojeando un rato, antes de encaramarnos a las rocas para disfrutar del paisaje.
Abriendo el cofre del tesoro |
Cerca La Tablada La sierra pasada... |
vista desde Matalasfuentes |
Al cabo de un rato decidimos iniciar el descenso desandando lo andado hasta la Peña del Arcipreste, donde, en lugar de seguir el camino de ida, continuamos por el sendero que desciende paralelo a la alambrada que atraviesa una zona de monte bajo con pocas sombras, ya que parece que casi todos los árboles están en el lado izquierdo de la valla. Llegamos al final de la bajada y antes de empezar una pequeña subida que nos va llevar hasta La Sevillana, paramos a reponer fuerzas, aunque la verdad es que no estamos muy cansados; los enormes pinos proporcionan mucha sombra y corre un vientecillo muy agradable mientras charlamos sentados en el techo de una de las primeras fortificaciones que nos encontraremos, un búnker colgado en un peñasco y rodeado de trincheras y pozos de tirador; a lo lejos podemos ver el cerro Matalasfuentes, la verdad es que hemos caminado bastante más de lo que creemos porque el cerro aparece bastante lejano.
Matalasfuentes desde la base de La Sevillana |
Reemprendemos el camino siguiendo la línea de trincheras hasta llegar a la cima de La Sevillana donde nos espera un bunker muy bien camuflado con piedras, con una curiosa entrada en descenso, y un bunker de modelo más acorde con las películas bélicas al uso; subidos a su techo pudimos observar una magnífica vista, más a ras de suelo de toda la zona que vimos antes desde Matalasfuentes.
Bunker camuflado en La Sevillana |
Desde ahí, bajamos al Alto del León pasando junto a los restos de un refugio blindado, cruzamos la carretera y seguimos un trecho por la pista que lleva a Peguerinos. Llegamos hasta tener a la vista la Loma del Requeté con su cruz derribada y ahí decidimos volvernos y dejar ese recorrido para otra ocasión, en la que iremos hasta Cabeza Líjar.
Bunker en la cumbre de La Sevillana |
Volvimos a Tres Cantos cansados y satisfechos, con la sensación de haber disfrutado de una magnífica mañana de sábado pateando monte.