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viernes, 26 de agosto de 2011

Mañana de sábado en La Bola del Mundo y el Ventisquero de La Condesa

El pasado 20 de agosto, Álvaro mi hijo mayor y yo decidimos subir hasta la Bola del Mundo... a pie, así que salimos de Tres Cantos a las ocho de la mañana más o menos y estábamos en el aparcamiento de Las Dos Castillas apenas media hora más tarde; desde ahí nos dirigimos al telesilla pero no para cogerlo, no penseis mal, además a esas horas aún está cerrado.
Aunque ya es de día, el sol aún no ilumina la ladera de ascenso y hace fresquillo, cosa que se agradece después de venir de los rigores calurosos de Madrid y alrededores aunque hay momentos en los que desearíamos haber subido una chaquetilla o similar.

Vista del valle desde
la subida a Guarramillas
La subida es bastante empinada al principio y luego se suaviza bastante para volver a empinarse en el tramo final cuando nos acercamos al final del telesilla con un par de curvas bastante complicadillas, no tanto para los que subimos andando como para los que suben en bici, que los hay pero aún no han empezado a subir.
Una vista de las antenas desde
la terminal del telesilla
El caso es que ya casi estamos arriba en apenas media hora, llegamos al final del telesilla y aún nos queda un último tramo hasta las antenas de TV, delante de nosotros camina una pareja que ha subido a buen ritmo... aunque necesitaron un atajo para despegarse de nosotros, pero desaparecieron rápidamente camino de la Cuerda Larga.
El caso es que nosotros coronamos poco después la cima y la verdad es que no estábamos muy cansados, lo que dice bastante de nuestra forma física, bueno más de la mía no es por nada porque Álvaro tiene 27 años menos y es más lógico que no  vaya con la lengua fuera.
Nuestro amigo el halcón
Al llegar arriba, rodeamos el recinto de las antenas por la derecha y pudimos ver la cima de La Maliciosa y una primera vista del Ventisquero de La Condesa, el viento bate con fuerza, hasta el punto de que en algunos sitios hay que caminar semiagachado.
Nada más llegar arriba, nos hicimos un nuevo amigo, un halcón que no dejó de revolotear por nuestras cercanías hasta que empezamos a bajar de nuevo.


Álvaro en lo alto del ventisquero
con el Manzanares al fondo

El Ventisquero de la Condesa
La vista del ventisquero es impresionante, desde la vertiente norte se tiene una vista estupenda del pantano de Santillana con su islita en el centro, y podemos ver también el cauce inicial del Manzanares, que nace precisamente aquí. La razón del nombre es porque este ventisquero fue propiedad  de la Condesa del Real de Manzanares, también Marquesa de Santillana; los ventisqueros eran, y son, neveros donde se acumula la nieve en invierno no sólo la caída sino también la arrastrada por las tormentas y los vientos. Hasta que empezó a fabricarse hielo de forma industrial, tener un nevero o un ventisquero en propiedad o tener su derecho de explotación era muy buen negocio, la nieve se bajaba a los pueblos y a Madrid en carros tirados por mulas y muy bien aislada la carga mediante abundante paja y luego se utilizaba para refrescar bebidas y mantener frescos algunos alimentos. Este ventisquero presenta, además la característica de tener un murete de piedras para poder acumular más nieve.
Pozo de nieve bajo el que brota una
 de las fuentes del Manzanares... como las del Nilo

Decidimos bajar hasta la caseta que se ve en la foto, que supongo que será un pozo de nieve, donde solía guardarse una especie de reserva de nieve para los meses de más calor. Por no dar la vuelta hasta el camino, bajamos por la ruta más corta con cierto peligro para nuestra integridad física pero llegamos al final, saltamos el murete y nos acercamos a la caseta, bajo la cual brota el Manzanares, que si ya de por sí es aprendiz de río, aquí no llega ni al jardín de infancia. Allí estuvimos un rato viendo como un chorrito de nada surgía de las entrañas de la tierra y se deslizaba ladera abajo camino del fondo del valle mientras iba creciendo poco a poco  hasta llegar a ser un pequeño arroyuelo y continuar camino hasta el Jarama, en el cual rinde su viaje este pequeño y entrañable río.
Después de un ratito volvemos hacia Guarramillas y nos damos cuenta que para llegar a la caseta hemos bajado bastante porque la subida es pronunciada; el sendero lleva hasta Guarramillas dejando a la izquierda La Maliciosa, que ya visitaremos otro día porque es otro tramo que merece la pena.
Mirando hacia La Maliciosa
Cuando llegamos de nuevo a la Bola, nuestro amigo el halcón vuelve a hacernos una visita y tenemos ocasión de verle bastante de cerca, difrutamos de sus evoluciones mientras nos tomamos la fruta que llevábamos en la mochila y nos damos cuenta que hay bastante gente pululando por allí, lo que significa que el telesilla ya está en funcionamiento.
Nos damos un paseo por la cumbre y nos acercamos a lavertiente norte, desde donde podemos ver las Siete Revueltas, la carretera que lleva a Cotos así como el trazado del tren y, allá a lo lejos El Espinar, San Rafael y la llanura segoviana. Aprovechamos para hacer unas cuantas fotos más antes de empezar a bajar, cosa que nos da una cierta pereza pero bueno, no vamos a quedarnos allí todo el día.

Hacia Cotos
Empezamos a bajar no muy deprisa y, al llegar a la terminal del telesilla hicimos un alto para contemplar la vista desde un mirador que hay justo detrás de los edificios del remonte y del bar, porque ahí, a 2100 metros de altura hay un bareto señores, lástima que estuviese cerrado porque hacer un desacnsito y sentarse a su puerta viendo La Maliciosa no tiene precio.
Seguimos bajando ya sin hacer otro descanso y nos vamos cruzando por el camino con bastante gente que sube, aunque empieza ya a apretar el calor, sobre todo ciclistas que suben resoplando las duras pendientes y revueltas del camino de cemento. Y así llegamos al punto de partida, bastante cansados pero muy satisfechos de haber estado a 2.265 metros de altura sobre el nivel del mar en Alicante.
Otro día, más y espero que aún mejor



Mirando hacia Valdesqúí y la Cuerda Larga

El embalse de Santillana al fondo





Vista de Navacerrada en el descenso desde el Guarramillas


Un despreocupado descendiente de Rocinante

A la sombra de la antena...